martes, 23 de marzo de 2010

Argentina (1976) - Daniel Impaglione

He visto los hombres trepar a la sombra
tensando los arneses aún dormidos
y marchar unidos en el esfuerzo bestial
hasta montar el sol sobre la tierra.

Entonces salían de todas partes los niños y las madres
y luego los mercados llenaban las veredas
de silbos y manzanas.

¡La alegría de las gestas domésticas
coronadas por la dignidad del almuerzo!

He visto largas caravanas de obreros en el alba
marchar hacia el metal de la sirena.
Ágiles bicicletas con la vianda, l
a radio colgando del manubrio.

Hasta que el estrépito de ráfaga
de cañón maldito de horrorosa muerte
abrió un boquete en cada casa y entró la niebla negra.

Todo se retorció como un pez en la arena,
hasta ser tragado por el miedo.

Desapareció la fábrica.
También el hombre.
Y los hijos, y los mercados con silbo, y las radios
que no fueron sino un espejo del infierno roto a veces.
La universidad de Luján fue clausurada.
Encadenaron la luz en los sangrientos sótanos,
persiguieron los brotes del canto asesinado.

El abrazo fue un código secreto
la patria un dolor ahogado bajo la tortura.
Y el sol deseo apenas musitado
entre los nombres de los
que ya no estaban.

sábado, 20 de marzo de 2010

"Llueve" Pablo Javier Resa

Llueve a manos llenas
y nadie o casi nadie
permanece inmune
los versos de la lluvia babean los cristales
los caballos se abren paso en la lluvia
en oleadas el agua gana los baldíos
y como siempre pasa
en la casa del pobre
la lluvia es demasiada

llueve y en las radios
se pronostica que no ha de parar nunca
llueve sobre las plazas y las estatuas públicas
y no se ven los rostros
detrás de tanta lluvia
desde el pavimento las gotas se levantan
y llueven lo que resta
para ahogar la memoria
de todos los que faltan

llueve y es necesario
cruzar la calle a nado para alcanzar las veredas
la lluvia es un gigante que se traga a la lluvia
y espera en las esquinas para escupir los pasos

muchos perdieron el rumbo en la lluvia
y es que esta lluvia es homicida
pero hace tanto que llueve
que nadie o casi nadie
puede o quiere darse cuenta.

miércoles, 17 de marzo de 2010

"Salmo en las calles" (fragmento) Hector Bianciotti

He venido a espantaros hablándoos al oído
porque Dios se ha trepado al hondo campanario del tiempo
y bate sordamente la dimensión del aire:

los peces de la multiplicación mueren a diario
inútilmente multiplicados,
los comedores dominicales de Dios
hacen su digestión
charlando por los atrios,
los oficinistas doblan su alma de papel y la olvidan
en algún viejo saco
entre sucias boletas,
y yo que clamo al borde de aceras abismales
buscando las antiguas almohadas de piedra
y las escalas de ángeles que no ascendí,
no soy más que un absurdo discurso
en el pozo absoluto donde caminan astros,
que pare las resecas astillas de su grito
desesperando el aire con sus brazos de náufrago.

Oh andanza del hombre por la ciudad que sueña,
con la sangre cruzada de tranvías chiquitos
y las manos desiertas
donde se adunan la tristeza y el hambre.
Entre las hojas de los expedientes
que paso y miro y paso, a diario
se me mueren en larva quinientas mariposas.

(¡Oh duración sin término del hombre caminando,
oh música impedida!)
Y como un lento hilo de grasa por la espalda
me recorren los lunes
y todos los domingos
frente a las calles muertas
sin palabras
creo que voy a disolverme en lunes,
muerto sin nombre por los abiertos corredores del lunes,

del lunes hacia la semana, hacia el mes, hacia el año
y otro año
amor, bodas de plata, nacimientos,cajón de pino con crespones
y campanas de lunes.
Y ando, rutino,
y apremiado, vencido, roto, caigo
y me doy con mi cara,
me encuentro y me recojo
y huyo desesperadamente hacia zonas oscuras
para salvarme y muero
con las manos inútiles y un río dentro ahogado para siempre,
un río buscamarque se extravió por los torcidos bulevares
y se perdió en las vastas maderas de las oficinas.
Ando, rutino, se me descuelga el alma en trapos de cocina,
caigo crucificadamente, rotamente,
sin un grito ni un nombre
en el silencio anónimo
de un traje gris con venas de ceniza.

(Algún día estaremos todos locos
nosotros los pulcros desesperados de traje y corbata
y estallaremos en las blancas paredes asexuadas
infinitas mariposas de tinta.
Entonces los largos adolescentes curvados hacia el sueño
se levantarán de su horizonte de máquinas portátiles
y romperán el cielo con sus almas en lanza!)
Pero hoy es hoyy yo soy yo
y no mañana

Y este es el tiempo de padecer.

¡Oh ciudad de los tristes
de tanta sed y tanta hambre de arriba!
Aquí está el bulevar con sus cajones de basura
y mujeres tristísimasde night-club-taxi-hotel-llanto-cosmético,
aquí los cuartos
donde besé mirando sillas y cómodas opacas
y rodé en un final de frustraciones
hacia la cenital hondura de los nacimientos
el triste amor, la pobre vida
resbalada por calles de anemia, blandamente.

Ah las ventanas
de los cuartos oscuros agrietados de angustia,
ventanas de la huida ilusoria:
un pañuelo olvidado en un alambre:
mi alma transida por las azoteas
donde la noche evoluciona gatos
que me miran sin término.

En esta plaza
huyeron de redondas las últimas naranjas
y volaron
los pájaros heridos de mis sueños
y en aquellas esquinas
me llenaron de voces y de manos
pero yo no entendí, todo era tarde,
porque mi corazón estaba muerto,
todo yo suspendido como un Cristo sin clavos
en una cruz de aire,
detenido por dentro
entre relojes impertérritos hasta toda la arena.


Gracias a http://www.antologiapoetica.com.ar/index.php3

lunes, 15 de marzo de 2010

Escena de Maniquí - Bruno Serrano Navarro

Un cuerpo se arrastra entre las sábanas

Un cuerpo;
ventriloquia, los reflectores sobre las espinas.

Hace ya mucho que mi sangre
es blanca
y aún así
intuyes la arcilla.

Luego el cuerpo
que tú no reconoces
repta entre las sábanas
Va a ti
Y quieres morder el cielo

Quieres morder
Por que sabes que sólo si la fe era demasiada
tendrías la fuerza para arrancarte
tu ropa por ti misma.

Una mano brota hacia tu espalda
y en todo cuanto asecheses
el beso como una cicatriz

Luego
es tu forma y la del pez.

http://lavquen.tripod.com/brunoserranonavarro.htm

martes, 9 de marzo de 2010

un poema de "Rapaces" Joyce Mansour

Sueño con tus manos silenciosas
Que bogan sobre las olas
Rugosas caprichosas
Y que reinan sobre mi cuerpo sin equidad
Me estremezco me marchito
Pensando en las langostas
De antenas ambulantes y ávidas
Que raspan el semen de los barcos dormidos
Para extenderlo luego sobre las crestas del horizonte
Las crestas perezosas espolvoreadas de peces
En las que yo me repatingo todas las noches
La boca plena las manos cubiertas
Sonámbula de mar salada de luna

(De Rapaces)

Gracias a http://bitacoraparalugaresreencontrados.blogspot.com/